Propositos Sencillos By Antonio Chacón



La formación, el conocimiento o la tecnología, entre otros aspectos, no están reñidos con la hostelería, sino todo lo contrario. Si queremos que nuestro negocio funcione, debemos estar atentos y no descuidarlos en ningún momento

Un año más comienza y se abre ante nosotros. Como si de un rito protocolario se tratase, nos marcamos metas y objetivos, que tristemente y en demasiadas ocasiones, terminamos aparcando porque al final parece ser que nuestro listón lo pusimos muy alto, el desánimo sobrevino y de un zarpazo abandonamos lo que nos pareció algo fácil de realizar. El propósito debe ser sencillo, que nos entusiasme y que lo disfrutemos en cada momento. Caminar simplemente por salud, sin pretender tener un cuerpo diez en tres semanas, realizando ejercicios impresionantes o comenzar con el estudio de un idioma, sin llegar a pensar que vamos a hablar perfectamente en dos meses, pero sí con la ilusión por delante. Respeta tu trabajo, disfruta de él, esfuérzate por aprender más y formarte mejor, siendo más profesional cada día, con pequeños cursos y no digas eso de: “Yo ya llevo mucho tiempo en la hostelería. ¿Qué voy a aprender ahora?”, triste reflexión. Muy a menudo, nos encontramos con personal de barra y sala trabajando que no entienden de vinos, destilados, café, salsas, combinados, quesos, aceites, no te dedican una sonrisa o simplemente no entienden el concepto “Atención al Cliente”. La verdad es que si yo me hago un corte con un cuchillo, por ejemplo, voy a un centro de salud y lo último que espero es que el enfermero no sepa dar puntos de sutura. Entonces, ¿por qué debemos aguantar que un supuesto profesional nos sirva algo de lo que no tiene ni idea?, ¿acaso no pago lo que realmente vale ese servicio profesional y cualificado?, ¿por qué me tutea?, ¿por qué cuando le pregunto algo sobre un plato, no lo sabe?. En fin, creo que las personas que sirven en los establecimientos de hostelería de nuestra ciudad deberían estar más cualificadas y formadas sin bajar la guardia para estar siempre al día en todo lo referente a últimas tendencias, bebidas de moda, tipos de servicio y tantas y tantas cosas. Por otro lado, está la tecnología; ésta es una realidad que hay que tener muy en cuenta ya que hay que saber adaptar nuestros negocios a la revolución tecnológica que estamos viviendo y que no debemos despreciar.




Las redes sociales son un importante punto de referencia para nosotros y nuestros clientes, una ventana al mundo, (Facebook, Twitter, aplicaciones móviles, etc.) que debemos tener abierta y que debemos dominar, pues se pueden informar, reservar e incluso vernos antes de llegar interactuando ellos mismos. Vamos a emprender pequeños proyectos que podamos llevar a cabo como cursos cortos y específicos, donde disfrutemos aprendiendo algo nuevo y que nos ayude a ser más profesionales beneficiándose así nuestros clientes. Por ejemplo, una jornada de una tarde específica, que entremos y salgamos tomando conciencia en tres horas de la importancia que tiene el conocer la realidad de un celíaco o los pasos a seguir para mejorar nuestra imagen, etc. Ahora solo cabe decir que disponemos de las herramientas necesarias para formarnos y cualificarnos, ya sea en asociaciones, centros de formación o institutos, y que en la mayoría de los casos será gratuito o sólo deberemos pagar una pequeña matrícula, porque invertir en nuestra formación es positivo para nosotros, aunque utilicemos nuestro tiempo libre, y no pongamos la excusa de que “después de tanto trabajo no me apetece ahora encerrarme en un aula”. Sólo la constancia y la cualificación facilitan que no te falte trabajo y además puedas promocionar y ascender, si ya lo tienes. En mi humilde experiencia y a lo largo de mi carrera profesional, lo mejor que me ha pasado es no abandonar nunca la idea de que cada día puedo aprender algo nuevo y sobre todo, el saber que me equivocaré muchas veces, pero todo ello servirá para enriquecerme y superarme profesionalmente. Es importante que disfrutemos con nuestro trabajo, de esta manera podremos regalar a nuestros clientes un buen trato, dirigiéndonos a ellos con una sonrisa y un saludo agradables, dejando nuestros problemas personales a un lado, e incluso en algunos casos, tener la empatía que nos demandan ,ya que son ellos los que hacen que nuestro negocio funcione y no deben tener la sensación de que les estamos haciendo un favor, deben sentirse cómodos, porque no sólo vienen a nuestro local a comer o beber, sino a algo más, a pasar un rato agradable recibiendo un buen trato. 


Comentarios

  1. Estimado Antonio Acabas de meter el dedo en la llaga todo tu extraordinario artículo lo resumiría, con tu permiso, en una simple frase... "Ponerse el chip del cliente" Pensar como cliente, no como camarero, cocinero, gerente, etc. ¿Cómo me gustaría ser tratado al entrar en un establecimiento? ¿Cómo quiero que se dirijan a mi? ¿Por qué me tiene que tutear ese camarero si es la primera vez que entro aqui y además no me conoce de nada? etc.
    Realmente el listón de la profesionalidad dentro del sector hostelero está más bien bajo, salvo honrosas excepciones. En muchas ocasiones son esos pequeños detalles los que hacen que volvamos a ese establecimiento o por el contrario le pongamos una cruz.
    Quizás sería necesario que las asociaciones hosteleras hagan más acciones de reciclaje para sus asociados.
    En fin, es un tema muy complejo pero me agrada comprobar que hay personas como tu que se preocupan de esta dignísima profesion, la de hostelero
    Sinceramente gracias Antonio

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